jueves, 12 de julio de 2012

Capítulo 3 - Tú y no Usted



 Llegué a mi destino. No lo veía por ninguna parte, ¿Se habría ido ya? La verdad es que no tenía ni idea de cómo sería el rostro de ese tipo. Solo sabía que se llamaba Derek y estaba interesado en mis pequeños relatos, también sabía su número de teléfono y él el mío. Seguramente, quien izo esa llamada fue él.

Niños pequeños jugaban con una pelota de plástico corriendo a toda prisa detrás de ella, mientras que las niñas y otros niños jugaban en una caja de arena construyendo castillos o creando casas para las muñecas. Los adultos paseaban por el parque, otros estaban sentados en los bancos hablando de sus problemas y los más mayores se sentaban al lado de una fuente, donde daban de comer a las palomas.

Pero había un tipo alto que resaltaba la vista en el medio del parque, por su inquietud mirando el reloj negro de su muñeca. Tenía el pelo de color marrón oscuro casi negro con la raya de lado y de una tez ni muy blanca ni muy morena, pero tirando a blanca. Vestía algo arreglado y elegante, con una camisa blanca junto con una corbata negra y moderna. Sus pantalones también eran negros, modernos y elegantes, sin llegar a ser los típicos caídos pero tampoco los típicos subidos que llegan hasta el pecho. Llevaba una carpeta verde en la mano derecha y un móvil en la que sobra.

¿Podría ser él? Confié con mi corazonada y me acerqué hacia el joven.

    - Perdone… - Se giró rápidamente hacia mí. Me miró de arriba abajo y clavó su mirada en mi carpeta negra, después de unos segundos me prestó atención.

    - ¿Eres Helen?

    - ¿Y tú Derek? – Dejé el estilo formal de “usted” ya que él hizo lo mismo.

    - Eso responde a que eres Helen. Llegas tarde, muy tarde. Llevo esperándote durante horas, ¿sabes?

    - He tenido un pequeño problema pero ahora ya no importa, vamos a algún bar y lo hablamos mejor.

  - Como quieras. – Esbozó una sonrisa y empezó a andar hacia una dirección. - Sígueme, conozco un buen bar por aquí cerca.

Le seguí, estaba algo nerviosa, no sabía si podía confiar en él. El miedo continuaba en mi cuerpo puesto que era demasiado raro que me tratase de “tú” y no de “usted”. Eso me hacía pensar que era un farsante, sin embargo, quise atreverme.

Abandonamos el parque.  De pronto nos encontrábamos en la cera una calle con mucha gente, ya que estábamos en la calle principal de una ciudad. Después, Derek giró hacia la derecha y entró en otra calle con poca gente.

Tras pasar tres minutos pude ver un bar a lo lejos, algo viejo, entre dos bloques de pisos gastados. Él entró tranquilamente pasando primero y todo seguido, aguantó la puerta para que pasara.

    - Gracias. – Dije, y cerré la puerta una vez dentro. Se sentó en una mesa un poco apartada de las demás.

    - ¡Helen! Ven y hablemos.

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