jueves, 12 de julio de 2012

Capítulo 6 - Derek Bryant


Dejó de sacudir su zumo y se quedó pensativo 2 segundos. Ya se esperaba la pregunta, como no, pero no sabía muy bien que decir.

- Mi nombre es Derek Bryant, trabajo en esta editorial. Me dedico a seleccionar nuevas historias, es decir, me dedico a aceptar o rechazar nuevos autores. Por eso estoy aquí contigo, para introducirte en el mundo de la escritura. Ah, sí, tengo veinticuatro años y estudié periodismo, con algunos cursos de más.

- ¿Vives aquí? Yo vivo algo lejos de este parque, bueno, solo a diez minutos con coche si no hay tráfico.

- Sí, más bien a las afueras, tengo que coger el coche para todo. Mmmm bueno… ¿qué vas a hacer mañana?

- No tengo nada planeado, seguramente escribir más aunque no estoy muy inspirada…

- Ven a mi casa, te enseñaré todos los estudios que tengo, allí te inspirarás mucho ya verás. No es necesario que vengas puedes esperar en este parque y te paso a buscar yo.

Arriesgué mi piel. Ese chico aparecido de la nada no lo podía dejar escapar, la curiosidad me mataba por dentro.

- ¿A tu casa? Mmm suena extraño pero vale, a las doce estaré allí. – Le di el último mordisco al cruasán y el último sorbo al café, acto seguido me levanté de la silla - ¿me acompañas hasta el coche?

- Por supuesto. – Se acercó a la barra y pagó el zumo, el cruasán y el café a Cameron – Aquí tienes. Vamos.

Salimos del bar limpio y viejo, aun criticándonos los ancianos. Como la vez anterior, Derek salió primero y aguantó la puerta para que pasara. No era de mucha educación salir primero… pero tan solo éramos conocidos y ya bastaba con sostener la puerta.

Volvimos a cruzar el parque entero. Esta vez no había tanta gente porque casi era la hora de comer, solo quedaban algunos ancianos aun alimentando a las palomas con arroz. Se esperaba el frío y los arboles no tardarían mucho en desplomarse. Me puse el abrigo negro, empezaba a hacer algo de fresca.

Mis ojos podían notar la humedad de la noche anterior, las gotas de lluvia seguían en el suelo formando pequeños charcos o sobre los coches, nublando la vista a los conductores. Mi coche era el único que estaba seco, el edificio donde vivía tenía un parking para todos los vecinos.

- Hasta mañana

- Mañana quedamos en ese banco, ¿vale? No te quedes dormida de nuevo. Entonces, ¿a las doce te va bien? Si te quedas dormida esta vez ya sí que no lo dejo pasar.

- De acuerdo, seré puntual.

Subí al coche y Derek se dedicó a mirarme mientras me iba. Era un buen tipo, siempre te facilitaba las cosas.

Dejé el coche en el parking subterráneo del bloque y subí las viejas escaleras que un anciano no podría soportar hasta llegar a mi puerta.

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